La presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha dado cuenta esta semana al Parlamento andaluz del centenar de compromisos cumplidos y en ejecución que se han llevado a cabo en los primeros nueve meses de Gobierno. Se trata de cien medidas que se desarrollan en torno a tres grandes ejes: la creación de empleo, el sostenimiento de los servicios públicos del Estado del Bienestar y la transparencia como mejor antídoto contra la corrupción.
Entre los logros cumplidos durante este corto periodo de tiempo se encuentra la inversión de 2.037 millones de euros destinada a la creación de empleo, la garantía de unos servicios públicos de calidad, que se traduce en 9.300 euros de renta indirecta como media para una familia de cuatro miembros; la estabilidad política y económica, que ha convertido a Andalucía en la primera comunidad en aprobar sus presupuestos para 2016, y una lucha contra el fraude fiscal modélica que si el Gobierno central del PP imitara, le permitiría recaudar 6.800 millones más.
Además, tal y como ha avanzado Susana Díaz, se está trabajando en la culminación de nuevas leyes y líneas de trabajo estratégicas que redundarán en todos los sectores económicos: desde la minería al turismo pasando por la agricultura y la industria, y desde el fomento del emprendimiento a la apuesta por la internacionalización de las empresas.
También se sigue realizando un gran esfuerzo en otros aspectos muy importantes para la ciudadanía, como es la puesta en marcha de nuevas infraestructuras sanitarias y en avances en el catálogo de prestaciones, como los nuevos plazos máximos para las cirugías cardiacas y para las mujeres que necesitan reproducción asistida.
Además, se van a tramitar y a avanzar en los próximos meses en Leyes de vanguardia de retorno del talento, de medidas contra el fraude, de igualdad, de derechos de las personas con discapacidad, de la memoria democrática, del cine o del sector audiovisual.
Estos compromisos adquieren mayor relevancia, si cabe, al comprobar que Andalucía es una comunidad cumplidora con España, tanto en términos de deuda como de déficit. Sin embargo, el Gobierno central no cumple de la misma manera con Andalucía y ya acumula una deuda de 9.000 millones de euros con todos los andaluces y andaluzas. Estamos hablando de muchísimo dinero que podría haberse invertido en cosas muy necesarias en el conjunto de Andalucía y de Almería. Susana Díaz, en ese sentido, ha tendido la mano al resto de los grupos para reclamar al Gobierno de España, sea del color político que sea, una financiación justa, porque es de justicia que no recibamos más que nadie pero tampoco menos que nadie.
Sin embargo, la presidenta de la Junta solo ha encontrado una oposición ceniza, obstruccionista y anclada en la demagogia. Los mismos que conformaron el bloque del ‘no’, que impidió la investidura de Susana Díaz durante 80 días, persisten en su pinza y en darle la espalda a Andalucía. Lo hacen, además, sin más argumentos que la aritmética electoral, puesto que andan más atentos a los movimientos que realizan sus partidos a nivel nacional que en dar soluciones a los problemas de los andaluces y andaluzas. Es decir, no se han movido del mismo lugar en el que estaban en la campaña de las pasadas elecciones autonómicas, destilando el mismo tono y una nula voluntad por llegar a acuerdos. Estoy convencido de que ese inmovilismo, esa falta de valentía y coraje para centrarse en los problemas de nuestra tierra, terminará pasándoles una importante factura política más pronto que tarde.
Entre los logros cumplidos durante este corto periodo de tiempo se encuentra la inversión de 2.037 millones de euros destinada a la creación de empleo, la garantía de unos servicios públicos de calidad, que se traduce en 9.300 euros de renta indirecta como media para una familia de cuatro miembros; la estabilidad política y económica, que ha convertido a Andalucía en la primera comunidad en aprobar sus presupuestos para 2016, y una lucha contra el fraude fiscal modélica que si el Gobierno central del PP imitara, le permitiría recaudar 6.800 millones más.
Además, tal y como ha avanzado Susana Díaz, se está trabajando en la culminación de nuevas leyes y líneas de trabajo estratégicas que redundarán en todos los sectores económicos: desde la minería al turismo pasando por la agricultura y la industria, y desde el fomento del emprendimiento a la apuesta por la internacionalización de las empresas.
También se sigue realizando un gran esfuerzo en otros aspectos muy importantes para la ciudadanía, como es la puesta en marcha de nuevas infraestructuras sanitarias y en avances en el catálogo de prestaciones, como los nuevos plazos máximos para las cirugías cardiacas y para las mujeres que necesitan reproducción asistida.
Además, se van a tramitar y a avanzar en los próximos meses en Leyes de vanguardia de retorno del talento, de medidas contra el fraude, de igualdad, de derechos de las personas con discapacidad, de la memoria democrática, del cine o del sector audiovisual.
Estos compromisos adquieren mayor relevancia, si cabe, al comprobar que Andalucía es una comunidad cumplidora con España, tanto en términos de deuda como de déficit. Sin embargo, el Gobierno central no cumple de la misma manera con Andalucía y ya acumula una deuda de 9.000 millones de euros con todos los andaluces y andaluzas. Estamos hablando de muchísimo dinero que podría haberse invertido en cosas muy necesarias en el conjunto de Andalucía y de Almería. Susana Díaz, en ese sentido, ha tendido la mano al resto de los grupos para reclamar al Gobierno de España, sea del color político que sea, una financiación justa, porque es de justicia que no recibamos más que nadie pero tampoco menos que nadie.
Sin embargo, la presidenta de la Junta solo ha encontrado una oposición ceniza, obstruccionista y anclada en la demagogia. Los mismos que conformaron el bloque del ‘no’, que impidió la investidura de Susana Díaz durante 80 días, persisten en su pinza y en darle la espalda a Andalucía. Lo hacen, además, sin más argumentos que la aritmética electoral, puesto que andan más atentos a los movimientos que realizan sus partidos a nivel nacional que en dar soluciones a los problemas de los andaluces y andaluzas. Es decir, no se han movido del mismo lugar en el que estaban en la campaña de las pasadas elecciones autonómicas, destilando el mismo tono y una nula voluntad por llegar a acuerdos. Estoy convencido de que ese inmovilismo, esa falta de valentía y coraje para centrarse en los problemas de nuestra tierra, terminará pasándoles una importante factura política más pronto que tarde.
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