Si atendemos a lo escuchado o leído en los últimos días, vemos que el Partido Popular está más preocupado en tratar de desviar la atención del problemón que tienen los regantes del Almanzora- ante las restricciones que podrían realizarse en el trasvase del Negratín como consecuencia de la sequía-, que de trabajar para que alguna de las soluciones que han planteado los 10.000 regantes afectados puedan ponerse en marcha y, de esta forma, garantizar el riego en las más de 24.000 hectáreas de cultivos de la zona.
Con este desolador escenario y sin haber dado ni un palo al agua en más de cinco años, los dirigentes del PP harían bien en hablar menos y trabajar más, puesto que hasta ahora no han hecho absolutamente nada por mejorar o ampliar los recursos hídricos disponibles. El Partido Popular, que ha sido incapaz de solucionar ni una sola de las cuestiones que acucian a la provincia, se ha convertido en uno de los mayores problemas que tiene Almería tras cinco largos años de promesas y mentiras. La provincia ha perdido ya demasiado tiempo y dinero con el PP y esto, en términos sociales y económicos, tiene unas consecuencias incalculables.
A nadie se le escapa que los únicos responsables de esta situación son el Gobierno de Rajoy y los dirigentes provinciales del PP, que han estado durante este tiempo a por uvas, sin ejecutar alguna de las obras que podrían haber aliviado la escasez de recursos hídricos en la provincia. Ante esto, el Gobierno de Rajoy tiene que reaccionar y buscar una solución para garantizar que se cumple con la dotación prevista para Almería del trasvase del Negratín y, a la par, poner en marcha las infraestructuras hidráulicas que se precisan.
No puede pasar ni un minuto más sin que se repare la desaladora del Bajo Almanzora, inutilizada desde las riadas de 2012. A pesar de las promesas que aparecen cada año a modo de inversiones en los Presupuestos Generales del Estado, no se ha movido ni una sola piedra para su puesta en marcha, lo que ha provocado que durante estos años se hayan perdido unos recursos equivalentes a 75 hectómetros cúbicos. A estas alturas ya no basta solo con arreglarla, sino que también habría que aumentar en 10 hectómetros cúbicos su capacidad de producción.
De la misma forma, es necesaria la ampliación de la desaladora de Carboneras, ejecutar las obras de conexión con el Campo de Tabernas, y bonificar el agua que producen las desaladoras de Andalucía para que su coste sea el mismo que el arbitrado por el Gobierno del PP en otros territorios con idénticos problemas a los de Almería. La administración que puede subvencionar el agua desalada, a pesar de que el PP quiera confundir también con esto, es la que explota la planta desaladora, es decir, el Gobierno central. Por tanto, es el Ejecutivo del PP el que cobra el agua y solo él puede no cobrarla o subvencionarla, sea cual sea la cuenca.
La falta de actuaciones del Ejecutivo central contrasta con el compromiso de la Junta de Andalucía, que actuó con celeridad para acometer las obras de emergencia con las que se repusieron las conducciones dañadas tras las inundaciones que, en septiembre de 2012, dejaron muy afectadas a las comarcas del Levante y Almanzora. Además, en los últimos años la Junta ha destinado más de 40 millones de euros a la mejora de las infraestructuras agrarias de la provincia de Almería.
Así las cosas, el Ejecutivo de Rajoy debe tomarse en serio a nuestra tierra y dejar de tratarnos como ciudadanos de segunda. Es esencial que no pierda ni un minuto más en fuegos de artificio para distraer la atención. Es el momento de que se ponga a trabajar para solucionar los problemas que el propio Gobierno central y los dirigentes del Partido Popular han dejado crecer.
Con este desolador escenario y sin haber dado ni un palo al agua en más de cinco años, los dirigentes del PP harían bien en hablar menos y trabajar más, puesto que hasta ahora no han hecho absolutamente nada por mejorar o ampliar los recursos hídricos disponibles. El Partido Popular, que ha sido incapaz de solucionar ni una sola de las cuestiones que acucian a la provincia, se ha convertido en uno de los mayores problemas que tiene Almería tras cinco largos años de promesas y mentiras. La provincia ha perdido ya demasiado tiempo y dinero con el PP y esto, en términos sociales y económicos, tiene unas consecuencias incalculables.
A nadie se le escapa que los únicos responsables de esta situación son el Gobierno de Rajoy y los dirigentes provinciales del PP, que han estado durante este tiempo a por uvas, sin ejecutar alguna de las obras que podrían haber aliviado la escasez de recursos hídricos en la provincia. Ante esto, el Gobierno de Rajoy tiene que reaccionar y buscar una solución para garantizar que se cumple con la dotación prevista para Almería del trasvase del Negratín y, a la par, poner en marcha las infraestructuras hidráulicas que se precisan.
No puede pasar ni un minuto más sin que se repare la desaladora del Bajo Almanzora, inutilizada desde las riadas de 2012. A pesar de las promesas que aparecen cada año a modo de inversiones en los Presupuestos Generales del Estado, no se ha movido ni una sola piedra para su puesta en marcha, lo que ha provocado que durante estos años se hayan perdido unos recursos equivalentes a 75 hectómetros cúbicos. A estas alturas ya no basta solo con arreglarla, sino que también habría que aumentar en 10 hectómetros cúbicos su capacidad de producción.
De la misma forma, es necesaria la ampliación de la desaladora de Carboneras, ejecutar las obras de conexión con el Campo de Tabernas, y bonificar el agua que producen las desaladoras de Andalucía para que su coste sea el mismo que el arbitrado por el Gobierno del PP en otros territorios con idénticos problemas a los de Almería. La administración que puede subvencionar el agua desalada, a pesar de que el PP quiera confundir también con esto, es la que explota la planta desaladora, es decir, el Gobierno central. Por tanto, es el Ejecutivo del PP el que cobra el agua y solo él puede no cobrarla o subvencionarla, sea cual sea la cuenca.
La falta de actuaciones del Ejecutivo central contrasta con el compromiso de la Junta de Andalucía, que actuó con celeridad para acometer las obras de emergencia con las que se repusieron las conducciones dañadas tras las inundaciones que, en septiembre de 2012, dejaron muy afectadas a las comarcas del Levante y Almanzora. Además, en los últimos años la Junta ha destinado más de 40 millones de euros a la mejora de las infraestructuras agrarias de la provincia de Almería.
Así las cosas, el Ejecutivo de Rajoy debe tomarse en serio a nuestra tierra y dejar de tratarnos como ciudadanos de segunda. Es esencial que no pierda ni un minuto más en fuegos de artificio para distraer la atención. Es el momento de que se ponga a trabajar para solucionar los problemas que el propio Gobierno central y los dirigentes del Partido Popular han dejado crecer.
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