El 28 de febrero nos recuerda que debemos seguir en la lucha, defendiendo la libertad, la solidaridad, la equidad y la igualdad. Nos recuerda de dónde venimos, de un momento, hace ahora 38 años, en el que Andalucía quería progresar, avanzar y conquistar aquello que hasta aquel momento históricamente se le había negado.
Los andaluces y andaluzas pedimos autonomía y equipararnos al resto de los territorios avanzados de España. Andalucía dejó claro que no se iba a construir España sin contar con ella. Y lo consiguió basándose en el respeto y evitando la confrontación. El de Andalucía es, sin duda, un modelo progresista y reformista, de carácter eminentemente social y de izquierda. Un modelo que busca la cohesión social.
La ecuación que ha regido el transcurso de nuestra autonomía ha sido Andalucía, el socialismo y la igualdad. La triada que ha sido el pilar de nuestro proyecto para Andalucía y que también hemos defendido en España.
Desde el PSOE andaluz hemos protagonizado y conducido el progreso económico y social de esta tierra. Hemos impulsado todos y cada uno de sus avances y, gracias a las políticas aplicadas desde nuestra autonomía, y que hemos decidido en el ejercicio de nuestro autogobierno, hemos hecho que Andalucía abra camino en diferentes materias de lo que nos sentimos plenamente satisfechos.
Para los socialistas andaluces, las políticas educativas, sanitarias, medioambientales y sociales son los pilares fundamentales de nuestra acción. Entendemos que son una inversión que contribuye a la desaparición de la desigualdad, que ayuda al mejor funcionamiento de la economía, crea empleo de calidad y, por lo tanto, mejora la vida de las personas.
Y seguimos luchando. El 28 de febrero siempre ha sido, y así lo seguirá siendo, un día para la reivindicación. Un día en el que alzar nuestra voz para que se nos escuche, para que se nos trate con igualdad. Ni mejor ni peor que a otros territorios. Hoy más que nunca, por lo tanto, debemos decir alto y claro que no vamos a permitir que se nos siga castigando como lo está haciendo el Gobierno de España.
Un castigo que, en cifras, supera los 5.522 millones de euros como consecuencia de una injusta financiación (cerca de 500 millones en Almería) lo que supone una gravísima agresión a la línea de flotación del estado de bienestar: a la educación, la sanidad y los servicios sociales.
En Almería, ese castigo y ese abandono es doble, puesto que a esa raquítica financiación de los servicios públicos, hay que sumar la falta de inversiones para cuestiones tan esenciales como aumentar los recursos hídricos, mejorar las infraestructuras ferroviarias o ejecutar las obras pendientes en materia de energía eléctrica.
Esa falta de compromiso y de inversiones se traduce en pérdida de competitividad y empleo. En definitiva, en una ralentización del desarrollo económico y social de la provincia como nunca antes había ocurrido. Los almerienses estamos pagando una altísima factura como consecuencia de esta situación.
Sumamos ya seis años en los que Almería ha desaparecido del mapa de España para el Partido Popular que gobierna en la nación y nos sigue asfixiando. No tenemos obras para la Alta Velocidad, tampoco se han acometido las infraestructuras necesarias para dotar de recursos hídricos a la provincia, y nuestra provincia se encuentra en la actualidad inmersa en un desierto energético debido a que el PP se niega a incluir el eje Caparacena-Baza-La Ribina en la planificación energética nacional. Frente a ese castigo, es de destacar la apuesta del Gobierno andaluz por esta provincia. La Junta es la única administración, junto con los ayuntamientos, que está sosteniendo la obra pública en Almería. Por eso, hoy más que nunca, nos sentimos orgullosos de ser andaluces y de contar para el Gobierno de nuestra tierra.
Los andaluces y andaluzas pedimos autonomía y equipararnos al resto de los territorios avanzados de España. Andalucía dejó claro que no se iba a construir España sin contar con ella. Y lo consiguió basándose en el respeto y evitando la confrontación. El de Andalucía es, sin duda, un modelo progresista y reformista, de carácter eminentemente social y de izquierda. Un modelo que busca la cohesión social.
La ecuación que ha regido el transcurso de nuestra autonomía ha sido Andalucía, el socialismo y la igualdad. La triada que ha sido el pilar de nuestro proyecto para Andalucía y que también hemos defendido en España.
Desde el PSOE andaluz hemos protagonizado y conducido el progreso económico y social de esta tierra. Hemos impulsado todos y cada uno de sus avances y, gracias a las políticas aplicadas desde nuestra autonomía, y que hemos decidido en el ejercicio de nuestro autogobierno, hemos hecho que Andalucía abra camino en diferentes materias de lo que nos sentimos plenamente satisfechos.
Para los socialistas andaluces, las políticas educativas, sanitarias, medioambientales y sociales son los pilares fundamentales de nuestra acción. Entendemos que son una inversión que contribuye a la desaparición de la desigualdad, que ayuda al mejor funcionamiento de la economía, crea empleo de calidad y, por lo tanto, mejora la vida de las personas.
Y seguimos luchando. El 28 de febrero siempre ha sido, y así lo seguirá siendo, un día para la reivindicación. Un día en el que alzar nuestra voz para que se nos escuche, para que se nos trate con igualdad. Ni mejor ni peor que a otros territorios. Hoy más que nunca, por lo tanto, debemos decir alto y claro que no vamos a permitir que se nos siga castigando como lo está haciendo el Gobierno de España.
Un castigo que, en cifras, supera los 5.522 millones de euros como consecuencia de una injusta financiación (cerca de 500 millones en Almería) lo que supone una gravísima agresión a la línea de flotación del estado de bienestar: a la educación, la sanidad y los servicios sociales.
En Almería, ese castigo y ese abandono es doble, puesto que a esa raquítica financiación de los servicios públicos, hay que sumar la falta de inversiones para cuestiones tan esenciales como aumentar los recursos hídricos, mejorar las infraestructuras ferroviarias o ejecutar las obras pendientes en materia de energía eléctrica.
Esa falta de compromiso y de inversiones se traduce en pérdida de competitividad y empleo. En definitiva, en una ralentización del desarrollo económico y social de la provincia como nunca antes había ocurrido. Los almerienses estamos pagando una altísima factura como consecuencia de esta situación.
Sumamos ya seis años en los que Almería ha desaparecido del mapa de España para el Partido Popular que gobierna en la nación y nos sigue asfixiando. No tenemos obras para la Alta Velocidad, tampoco se han acometido las infraestructuras necesarias para dotar de recursos hídricos a la provincia, y nuestra provincia se encuentra en la actualidad inmersa en un desierto energético debido a que el PP se niega a incluir el eje Caparacena-Baza-La Ribina en la planificación energética nacional. Frente a ese castigo, es de destacar la apuesta del Gobierno andaluz por esta provincia. La Junta es la única administración, junto con los ayuntamientos, que está sosteniendo la obra pública en Almería. Por eso, hoy más que nunca, nos sentimos orgullosos de ser andaluces y de contar para el Gobierno de nuestra tierra.
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