El primer acuerdo que debería haber tomado un gobierno centrado en la tarea de gobernar – si ese fuese el caso del andaluz- habría sido el de encargar al consejero de Hacienda la elaboración de los presupuestos para 2019. Es decir, la confección del documento maestro que cuantifica el dinero que se va a destinar a las distintas políticas que el nuevo gobierno en Andalucía hubiera pensado poner en marcha.
Sin embargo, lo que nos hemos encontrado en el gobierno del Partido Popular y Ciudadanos es un Ejecutivo que está más por hacer declaraciones populistas que en gobernar. De hecho, su primer acuerdo ha sido encargarle al Consejero de Hacienda que busque la manera de perdonarles el impuesto de sucesiones a quienes hereden más de un millón de euros, pretendiendo con ello hacer creer a la gente que este acuerdo beneficia a la inmensa mayoría de los andaluces, cuando todo el mundo sabe que, en realidad, es todo lo contrario.
El nuevo gobierno lo que sí ha dicho sobre la elaboración del presupuesto es que va ¨sin prisas”. Dos palabras, tres sílabas, que esconden toda una declaración de intenciones.
El propio presidente de la Junta de Andalucía, Moreno Bonilla, decía no creer que pudiéramos tener presupuestos hasta junio, lo que anticipaba ese “sin prisas” de ahora. Sin duda, la decisión obedece a la necesidad de PP y Ciudadanos de esconder sus recetas, sus políticas o lo que piensan hacer realmente hasta después de que se hayan celebrado las elecciones municipales del 26 de mayo.
Esta decisión supone para los andaluces, para los almerienses, un castigo, un perjuicio; o como diría Pablo Casado, una felonía. Retrasar el presupuesto de la Junta de Andalucía es tanto como retrasar o frenar las inversiones en Almería, como ya ocurrió cuando llegó el PP al Gobierno de España en 2011. Entonces, paralizaron obras tan importantes como el AVE, se cegaron los túneles construidos en Sorbas y se retrasaron sine die las soluciones a los problemas hídricos de la provincia. Siete años de olvido y traición a esta tierra. Exacto, toda una felonía.
¿Qué va a ocurrir en 2019 en Almería con las infraestructuras que están en marcha, con las obras que tenían que empezar en materia sanitaria, educativa o de carreteras? ¿Qué nos tienen guardado para esconder el presupuesto hasta después de las elecciones del 26 de mayo? ¿Van a tapiar las puertas del Materno-Infantil o lo van a abrir en 2019 como teníamos previsto? ¿Ya no tiene prisas el alcalde de Roquetas de Mar para construir el segundo hospital del Poniente en su municipio o lo van a empezar en este año?
Conviene recordar también que hay muchos asuntos de calado que se tienen que resolver cuanto antes, como es el caso de los planes de empleo que dejó tramitados el anterior gobierno socialista. En nuestra provincia, 2.250 almerienses están pendientes de que se pongan en marcha a través de los distintos ayuntamientos. Al nuevo Gobierno, por lo tanto, le corresponde mantener y mejorar los servicios públicos, darles continuidad a las medidas que estaban en marcha, iniciar las obras comprometidas y culminar las que están en ejecución, respetando los plazos para su finalización. Sin embargo, si hasta septiembre no está operativo el presupuesto de la Junta de Andalucía nada de esto será posible.
Sin embargo, lo que nos hemos encontrado en el gobierno del Partido Popular y Ciudadanos es un Ejecutivo que está más por hacer declaraciones populistas que en gobernar. De hecho, su primer acuerdo ha sido encargarle al Consejero de Hacienda que busque la manera de perdonarles el impuesto de sucesiones a quienes hereden más de un millón de euros, pretendiendo con ello hacer creer a la gente que este acuerdo beneficia a la inmensa mayoría de los andaluces, cuando todo el mundo sabe que, en realidad, es todo lo contrario.
El nuevo gobierno lo que sí ha dicho sobre la elaboración del presupuesto es que va ¨sin prisas”. Dos palabras, tres sílabas, que esconden toda una declaración de intenciones.
El propio presidente de la Junta de Andalucía, Moreno Bonilla, decía no creer que pudiéramos tener presupuestos hasta junio, lo que anticipaba ese “sin prisas” de ahora. Sin duda, la decisión obedece a la necesidad de PP y Ciudadanos de esconder sus recetas, sus políticas o lo que piensan hacer realmente hasta después de que se hayan celebrado las elecciones municipales del 26 de mayo.
Esta decisión supone para los andaluces, para los almerienses, un castigo, un perjuicio; o como diría Pablo Casado, una felonía. Retrasar el presupuesto de la Junta de Andalucía es tanto como retrasar o frenar las inversiones en Almería, como ya ocurrió cuando llegó el PP al Gobierno de España en 2011. Entonces, paralizaron obras tan importantes como el AVE, se cegaron los túneles construidos en Sorbas y se retrasaron sine die las soluciones a los problemas hídricos de la provincia. Siete años de olvido y traición a esta tierra. Exacto, toda una felonía.
¿Qué va a ocurrir en 2019 en Almería con las infraestructuras que están en marcha, con las obras que tenían que empezar en materia sanitaria, educativa o de carreteras? ¿Qué nos tienen guardado para esconder el presupuesto hasta después de las elecciones del 26 de mayo? ¿Van a tapiar las puertas del Materno-Infantil o lo van a abrir en 2019 como teníamos previsto? ¿Ya no tiene prisas el alcalde de Roquetas de Mar para construir el segundo hospital del Poniente en su municipio o lo van a empezar en este año?
Conviene recordar también que hay muchos asuntos de calado que se tienen que resolver cuanto antes, como es el caso de los planes de empleo que dejó tramitados el anterior gobierno socialista. En nuestra provincia, 2.250 almerienses están pendientes de que se pongan en marcha a través de los distintos ayuntamientos. Al nuevo Gobierno, por lo tanto, le corresponde mantener y mejorar los servicios públicos, darles continuidad a las medidas que estaban en marcha, iniciar las obras comprometidas y culminar las que están en ejecución, respetando los plazos para su finalización. Sin embargo, si hasta septiembre no está operativo el presupuesto de la Junta de Andalucía nada de esto será posible.
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