Partido Popular y Ciudadanos le han vuelto a dar oxígeno a la ultraderecha, a esa extrema derecha que considera que durante la dictadura hubo mejores gobiernos que durante la democracia, que reniega de la violencia machista y que destila por todos sus poros homofobia, odio y rencor. El favor que Moreno Bonilla y Juan Marín les han hecho a los de Abascal no tardarán en pagarlo, pero mientras tanto serán el resto de andaluces y andaluzas los que sufran el infame acuerdo que estas tres formaciones han firmado para sacar adelante los presupuestos andaluces de 2021.
Durante unos días, Vox, PP y Ciudadanos han hecho creer a la sociedad andaluza que sería muy complicado que se pusieran de acuerdo, sobre todo después de lo que había ocurrido en el Congreso de los Diputados entre Casado y Abascal. Pero ya ven, ni parte por el camino, hasta tal punto que la obra de teatro representada ha tenido tan solo dos actos: el del bochorno inicial y el de la desvergüenza final, con el espectáculo montado por el portavoz de Vox en el Parlamento. El vodevil no ha sorprendido a nadie y ha transcurrido letra por letra según el guión escrito de antemano, en el que PP y Ciudadanos le otorgan el papel protagonista, el de actor principal, a la extrema derecha.
La foto de la vergüenza –la foto de Colón– tiene hoy en Andalucía una versión renovada y amplificada, con el presidente del Gobierno andaluz arrodillado ante la extrema derecha y con su otro socio de Gobierno, Ciudadanos, en un proceso sumamente preocupante de distanciamiento del centro político y de los planteamientos que sostiene el partido de Arrimadas en la política nacional.
En este contexto, los presupuestos que han acordado las tres derechas en Andalucía no son los que necesita nuestra comunidad. Y no lo son, entre otras cosas, porque no garantizan que el 1 de enero se abran los centros de salud y deje de haber largas colas de andaluces y andaluzas esperando en sus puertas para pedir cita médica. Tampoco solucionan el colapso de las Urgencias, ni que se hagan PCR rápidos, ni ayudan a autónomos, hosteleros y comerciantes.
Muy al contrario, este pacto de sillones es perjudicial para los intereses de Andalucía y esto es extremadamente grave porque, más allá de eso, no aporta ni un euro más para salud, educación, empleo y dependencia. De la misma manera, no existe en ese acuerdo ni una sola referencia a la pandemia que estamos sufriendo ni a sus consecuencias sanitarias, sociales y económicas, por lo que el presupuesto que se plantea no puede estar más alejado de la realidad que estamos viviendo y que, desgraciadamente, viviremos durante gran parte de 2021.
Llama, en todo caso, poderosamente la atención que el Partido Popular sostenga que estos presupuestos para 2021 están descargados de ideología, lo que recuerda a aquella famosa frase de Franco: “Haga como yo, no se meta en política”. El dictador, sin embargo, sí que hizo política durante 40 años para aplastar cualquier demanda democrática.
Que la derecha reclame como un logro que sus presupuestos carezcan de ideología, como si la política no fuese un cúmulo de decisiones que se toman a diario con base a unos valores y principios que terminan definiendo un proyecto, es situarse en esa misma idea populista que lleva defendiendo la extrema derecha en nuestro país durante 80 años. Por eso es tan absolutamente reprochable lo que han hecho PP y Ciudadanos, puesto que no solo le han entregado a Vox toda la capacidad de decisión, sino que dejan que en Andalucía campe a sus anchas su reaccionaria ideología.
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