A día de hoy, 2.348 mujeres de nuestra provincia tienen una orden de protección activa ante el riesgo real de que sean agredidas por sus ex parejas. Estas 2.348 mujeres se levantan cada mañana y luchan para salir adelante lejos de sus agresores gracias a que, como sociedad, en estos últimos años hemos aprendido algo sobre la violencia de género. Codo con codo, todos unidos, hemos sido capaces de articular las medidas necesarias para ofrecer protección a las mujeres que lo necesitan. El Pacto Estatal contra la Violencia de Género o la Ley de Medidas de Protección Integral para las Víctimas de Violencia de Género son los mayores exponentes de esa unidad demostrada en los últimos tiempos, por las distintas fuerzas políticas, para luchar contra esta lacra.
El consenso en la lucha contra la violencia de género, sin embargo, se ha empezado a resquebrajar recientemente, con la irrupción de la extrema derecha y su negación de la violencia de género. Su discurso, que diluye la violencia contra las mujeres, mezclándola con otros tipos de violencias, sólo sirve para silenciar el machismo que aún impera en nuestra sociedad y perpetuar sus manifestaciones: desde las más sutiles hasta las más graves.
Con todo, el negacionismo de la extrema derecha no sería un problema si ésta no estuviera encontrando apoyo en otras fuerzas políticas que no han tenido problema en vender sus convicciones al mejor postor. Tenemos ejemplos muy cercanos –en el Ayuntamiento de El Ejido o en el propio Gobierno de Andalucía– de cómo el Partido Popular y Ciudadanos han pasado por el aro de la involución cuando así se lo ha pedido la ultraderecha. Sin embargo, Moreno Bonilla debería saber que contra la violencia machista se está o no se está, no caben medias tintas.
En Andalucía, en estos dos años de gobierno de PP y Cs las asociaciones de mujeres que trabajan para erradicar la violencia de género no han recibido ni un euro para financiar sus programas. En Almería, el alcalde ha cerrado los centros de información a la mujer, dejándolas sin un sitio al que acudir para pedir ayuda. No es casualidad que en ambas instituciones, el apoyo de Vox resulte fundamental para la estabilidad del gobierno.
Así las cosas, desde que en Andalucía gobiernan las derechas, el Parlamento andaluz no hace una declaración unánime con motivo del 25N para no molestar a su socio preferente, que no es otro que Vox. Además, este año el minuto de silencio por las víctimas de violencia machista ha sido un esperpento porque la presidenta del Parlamento lo ha organizado en la puerta del aparcamiento y con una señal de tráfico alusiva como único y triste homenaje. Por mucho que Moreno Bonilla ponga luces moradas en San Telmo, la realidad es que claudica de manera vergonzante ante el machismo de Vox. Que Moreno Bonilla recorte la protección a las mujeres víctimas de maltrato machista demuestra claramente esa debilidad.
La lucha contra la violencia de género, la dignidad de las mujeres, no puede ser moneda de cambio para mantener un sillón. El combate contra el machismo y su expresión más violenta no admite ni un paso atrás. Como sociedad, no podemos permitirnos dar ni un paso atrás en lo que ya hemos conseguido.
La protección a las víctimas no es una opción, es una obligación de las administraciones y, desde todos los estamentos, se ha de garantizar que estas mujeres puedan rehacer sus vidas junto a sus hijos e hijas que son, igualmente, víctimas de la violencia machista. El PSOE siempre va a estar ahí, defendiendo a las víctimas, sin medias tintas.
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