lunes, 18 de junio de 2012

El peliculón del PP


El Partido Popular quiere hacernos comulgar con ruedas de molino un día sí y otro también. En la línea de la trama de destrucción masiva que ofrece el “peliculón” que están protagonizando los “actores” del Ejecutivo de Rajoy, los líderes locales del PP no se quieren quedar atrás sometiendo a nuestra provincia a un arrinconamiento como nunca antes se había producido en la historia reciente de nuestro país.

Los almerienses asistimos entre el asombro y el desconcierto a unos diálogos hilarantes de renuncias a derechos y proyectos mal encajados en una producción de bajo presupuesto. El patio de butacas –los ciudadanos- se pierde con el guión de esta comedia negra en la que no se adivina un final feliz y en la que los sobresaltos no son aptos para todos los públicos. Los sobreactuados “actores” del Partido Popular intentan a duras penas hacerse con el personaje pero sus caras, a pesar del maquillaje, delatan la misma incredulidad que manifiestan las de los espectadores.

En esta serie de entrega por capítulos ha cobrado especial protagonismo Luis Rogelio Rodríguez Comendador en el papel de San Pedro, bordando su actuación en la representación de “las tres negaciones”. Ha negado el soterramiento, niega el Ave y mucho nos tememos que más pronto que tarde, y con la excusa de la crisis, termine por negar también otras importantes inversiones. Su más que calculada actuación, interpretándose a él mismo en la consumada traición a los intereses de Almería desde su posición de alcalde y de senador, va camino del Oscar. Ya se ve en Hollywood, escuchando aquello de “and the Oscar goes to...”

Antes de que cante el gallo – antes de que diga algo el Gobierno de Rajoy- el alcalde de Almería se adelanta a negar por las esquinas, las de Almería y ahora también las de Sevilla, cualquier actuación, cualquier proyecto ya en marcha como el del soterramiento o la llegada del AVE a nuestra provincia. Pero tratándose, como decía, de una mala película, Luis Rogelio Rodríguez Comendador le pone a sus palabras la cara de la crisis, ante su habitual falta de ambición y coraje en la defensa de los intereses de la ciudad, para no darle ni una sola mala queja al “centurión” Rajoy.

En este peliculón, además, se están repitiendo con demasiada asiduidad flashback que nos llevan a la España de hace 40 años con pasajes en blanco y negro difícilmente justificables. La producción de Rajoy y compañía cuenta también con un coro mediático muy aleccionado, una clac que aplaude a rabiar todo lo que llega del Gobierno, y unos efectos especiales ramplones que dejan entrever el decorado de cartón piedra, de mentiras y trampas, en el que se ha convertido el discurso y la gestión del Gobierno del PP.

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