Lo primero es antes

No pretendo en este artículo recrearme en las penurias económicas y laborales que nos pueda traer el nuevo año puesto que es más que evidente el deterioro imparable que la derecha está causando en el bienestar social de los españoles, bajo la premisa de que hemos vivido como nuevos ricos y que en el castigo llevamos la penitencia. Lo cierto es, sin embargo, que sí viven como nuevos pobres muchos de los expulsados del mercado laboral, y los que ven desaparecer derechos y prestaciones básicas por las que ahora el PP nos exige pagar.

Salió Rajoy a los medios hace unos días para confirmar lo que todos suponemos: el nuevo año nos traerá más de lo mismo. No había hecho falta ese funesto mensaje para una ciudadanía instalada en la pura supervivencia. El Gobierno del PP ha tenido cuidado en dejar una luz al final del túnel al decirnos que para el segundo semestre podría empezar a haber noticias positivas en el empleo y en la actividad económica. Deseo que eso sea verdad porque, a diferencia de la estrategia que ha tenido siempre el PP ante gobiernos socialistas, nosotros no creemos que cuanto peor, mejor. Por eso nos hemos alegrado de que el desempleo haya bajado en diciembre en Andalucía un 2,43% (un 2,72% en Almería) el doble de la reducción media en nuestro país. Tenemos que valorar estos datos, por lo tanto, como lo que son: una buena noticia que no nos puede hacer olvidar el nefasto balance del año entero.

Así las cosas, tengo que señalar que el poder adquisitivo de los españoles va a seguir bajando en 2013 por los efectos combinados de la subida de precios de bienes y servicios básicos, la congelación o reducción de sueldos y el incremento de la presión fiscal. Suben la energía y el transporte y casi todos los españoles, allá donde gobierna el PP, pagarán por prestaciones sanitarias y asistenciales que hasta ahora eran gratuitas. Sin ir más lejos, en Almería capital, sube este mismo mes el precio del autobús urbano, con lo que el alcalde y su equipo ratifican su compromiso con las injustas políticas de Rajoy y su desapego hacia las necesidades de la población para la que supuestamente trabajan.

Habrá que hacer un verdadero esfuerzo de voluntad para aceptar, como dijo Rajoy la semana pasada, que en el segundo semestre notaremos síntomas de cierta recuperación. Me pregunto, como tantos españoles, a quién alcanzará esa recuperación que al parecer nos espera a la vuelta de la esquina. El enorme daño que se está haciendo la derecha española a la economía familiar y a los derechos sociales no es coyuntural y el saneamiento de la banca a golpe de aportaciones públicas no nos ayudará en nada a la hora de pagar las facturas de nuestros hogares.

Los andaluces, tan castigados por los gobiernos de Aznar y Rajoy, tenemos en nuestras manos algunas herramientas para atenuar la requisa ideológica y económica del PP. Ante las dificultades que nos aguardan, el presidente Griñán responde con medidas de solidaridad y de apoyo a los trabajadores que son compatibles con el control del gasto público. Lo he dicho en otras ocasiones, se trata de tener prioridades basadas en valores. Lo que tiene Rajoy es un objetivo macroeconómico por cuyo cumplimiento pasa por encima de la salud, la integridad y los derechos de millones de españoles.

En un día como el de hoy, víspera de Reyes, no quisiera alinearme con quienes defienden este estado de cosas o consideran que son inevitables. Eso no es cierto. El PP está administrando lo que antiguamente se llamaba una “cura de caballo” para atajar nuestros males. Pero no son los ciudadanos, no somos los andaluces quienes hemos puesto en riesgo nuestra salud ni nuestros derechos. Repito: no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades aunque la ambición mal dirigida haya llevado a la ruina a algunos.

El PSOE va a seguir luchando por defender el Estado del Bienestar. Vamos a conseguir que se mantenga la ayuda del Prepara para desempleados que ya no reciben prestación alguna. Y seguiremos en esa línea porque para nosotros, como refleja el dicho popular, lo primero es antes. Y lo primero, para los socialistas, son las personas.