lunes, 23 de julio de 2012

Cortinas de humo



El Partido Popular se ha impuesto en estos casi siete meses de gobierno una máxima que a estas alturas parece irrenunciable para todos sus dirigentes y altos cargos en las distintas administraciones: no decirle la verdad a los ciudadanos y disfrazar la realidad cuanto sea posible con el único objetivo de confundir, enredar y desviar la atención de las dramáticas medidas que ha puesto en marcha, aunque esto se haga a costa de meterse en todo tipo de lodazales.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre se ha hecho una gran experta en esta disciplina de desviar la atención del foco, del objetivo, para colocarlo en algo superfluo, mucho más intestinal, generando estériles debates sobre temas que no conducen a la solución de los problemas de los ciudadanos. Sirva como ejemplo lo que ocurrió el pasado mes de mayo, unos días antes de que se disputara la final de la Copa del Rey, cuando Aguirre declaró que en el caso de que a los aficionados del Barcelona o del Athletic Club de Bilbao se les ocurriera pitar durante la interpretación del himno nacional el partido no debería disputarse en ese momento si no que debería celebrarse otro día, en otro escenario y a puerta cerrada. Estas manifestaciones, de las que se hicieron eco inmediatamente todos los medios de comunicación, solo tenían un objetivo claro y concreto: que se olvidara que sólo 72 horas antes su Gobierno había admitido que el déficit generado por su comunidad autónoma en 2011 fue el doble de lo que comunicó inicialmente.

Tan sólo un mes después, en junio, su anuncio de reducir los diputados en la Asamblea de Madrid- una medida que, en todo caso, no se puede poner en marcha hasta que no se convoquen nuevas elecciones- escenificó de nuevo este tipo de estrategia planificada y diseñada para camuflar, en esta ocasión, el hachazo que ese mismo día asestó a los presupuestos de la Comunidad. La oposición madrileña no se tragó la propuesta de reducir a la mitad los parlamentarios de la asamblea regional y la calificó de "cortina de humo" para difuminar los recortes aprobados por su Consejo de Gobierno.

Esta táctica, sin embargo, no es exclusiva de Esperanza Aguirre. La reforma sanitaria del PP también contó con su particular cortina de humo con el anuncio de que los inmigrantes en situación irregular no tendrían tarjeta sanitaria. Es decir, el Gobierno utilizó a los inmigrantes – no es la primera vez que el PP los criminaliza - para que se hablara lo menos posible de que los pensionistas tendrían que pagar por los medicamentos y que el resto de enfermos también tendrían que abonar más por las medicinas, las prestaciones ortoprotésicas o por el transporte sanitario no urgente.

La última de estas cortinas de humo la lanzó el propio Mariano Rajoy el miércoles que anunciaba el mayor recorte económico y en derechos que hemos sufrido durante la democracia. Para tapar esto, el presidente del Gobierno anunció la reducción de un 30 % en el número de concejales de las corporaciones locales. No dijo sin embargo, que esto no se va a poder aplicar hasta el año 2015 y que no tiene ningún efecto ni a corto ni a medio plazo para los ciudadanos. Fue, una más, cortina de humo de la que han hecho seguidismo los dirigentes del Partido Popular en Almería para continuar con la “humareda”.

Los ciudadanos de este país, sin embargo, han aprendido muy rápido a reconocer este tipo de tácticas y ya andan bastante cansados de chuparse el dedo. Ya no pierden ocasión para decirle al Partido Popular alto y claro que ya está bien de tanta mentira y de tanto engaño, tal y como ocurrió en la multitudinaria manifestación del pasado jueves. Que la brutal realidad, por mucho que se empeñen, está despejando con meridiana claridad todo el humo que ponen sobre sus medidas y recortes.

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