lunes, 30 de julio de 2012

Orgullosos de nuestra agricultura


En estos momentos en los que la sociedad española vive atenazada por los brutales recortes que Rajoy y su gobierno imponen a nuestra calidad de vida y justo cuando la presión de la inversión especuladora se hace insoportable, quiero detenerme a poner en valor lo mucho y bueno que está haciendo nuestra agricultura. Nuestros productores y todo el tejido comercial e industrial que les acompaña nos demuestran a diario que se puede salir adelante. La campaña hortícola de este año ha batido récords con 3,1 millones de toneladas y un valor comercial de 2.336 millones. Ellos lo consiguen con las mismas armas que hace casi cuarenta años convirtieron tierras áridas y salinas en una enorme fuente de actividad económica, empleo y riqueza.

Esta misma semana hemos conocido que nuestros productos agrícolas llegan ya a ochenta países de los cinco continentes. Me cuesta imaginar cualquier otro producto de consumo del tipo que sea que consiga semejante mercado universal. Esta eficacia comercializadora resulta especialmente significativa si tenemos en cuenta que la competencia extracomunitaria es cada vez más agresiva, que nuestra oferta sigue atomizada pese a los esfuerzos de unificación, y que el gobierno del PP reduce ayudas y aumenta la presión fiscal.

Cualquier directivo empresarial, español o no, firmaría ahora mismo por presentar este dato: en los cinco primeros meses del año, el sector hortofrutícola de la provincia ha exportado productos por valor de más de mil millones de euros. Sólo en mayo, las empresas de Almería exportaron 225.220 toneladas de frutas y hortalizas frescas, el volumen más alto de la historia. Esto ha supuesto un 24% más que en el mismo mes del año anterior. Conviene saber que las frutas y hortalizas frescas representan el 81% del total del valor de las exportaciones realizadas por la provincia.

En total, las empresas almerienses han realizado casi 20.000 operaciones comerciales, otra marca histórica, según hemos conocido por los datos elaborados por la Delegación de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta en Almería, a partir del último informe del Instituto ce Comercio Exterior (ICEX).

¿Cómo se consigue aumentar las ventas de esa manera en tan poco tiempo? Si hay algún secreto no es otro que una extraordinaria capacidad de trabajo, la profesionalización de la cadena de producción, manipulación y venta, el respaldo activo de la Junta de Andalucía y, hasta hace unos meses, del gobierno de la Nación.

La Cooperativa Agrícola San Isidro (CASI), buque insignia del sector y espejo en el que se miran productores de otros países, ha analizado esta misma semana sus últimos resultados de la campaña recién acabada así como los retos del trabajo cooperativo. Con 200 millones de euros en ventas y un 25% de incremento de resultados, no queda otra reacción que la de escuchar y aprender de quienes han hecho posible semejante hazaña. Así lo hace la Junta de Andalucía, representada esta semana en las jornadas de CASI, poniendo en valor la importancia de las cooperativas. Las empresas de economía social se benefician de mayores incentivos para su modernización y en los procesos de concentración con el fin de facilitar su desarrollo.

Cada kilo de tomate puesto en una mesa de Alemania o Japón es consecuencia de un trabajo bien hecho. Merece la pena pararse a analizar un dato sorprendente en la coyuntura actual. Desde que la crisis financiera dio la cara allá por 2008, muchas empresas han tenido que cerrar, el desempleo se ha disparado y el crédito bancario se ha convertido en un artículo de lujo. Pues bien, en este tremendo periodo las exportaciones agrícolas de Almería no han parado de subir año tras año. En el 2008 vendíamos por valor de 866,8 millones de euros, en la campaña recién terminada hemos llegado a los 1037,6 millones. En total, según los últimos datos de nuestro comercio exterior, nada menos que 350 empresas agroalimentarias almerienses envían sus productos al extranjero.

Estas cifras demuestran que hay una organización productiva bien engrasada, una constante mejora en la inversión y profesionalización de agricultores, trabajadores y comerciales y, por supuesto, un espíritu de lucha del que debemos sentirnos orgullosos.

Un sector económico de esa calidad, generador de empleo y de riqueza, necesita el respaldo de una administración como la andaluza para garantizar su futuro. La Junta de Andalucía trabaja para que el futuro marco regulador de la Política Agrícola Común (PAC) recoja las necesidades de nuestros productores poniendo freno a la volatilidad de los precios y corrigiendo los desequilibrios que se producen en la cadena agroalimentaria.

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